Francisco (Paco) Brines19-06-2017
Publicado por: Ángel Rupérez
He buscado a Francisco (Paco) Brines y lo he encontrado. Hacía un montón de tiempo que no sabía nada de él. Le llamé por teléfono (me lo había proporcionado, muy amablemente, el poeta Carlos Marzal, muy amigo suyo). Su voz era muy débil, casi inaudible. Al parecer, estaba afónico. Le conté el motivo de mi llamada. Se va a reeditar la antología que preparé hace tiempo y que apareció en Austral. Este sello la ha descatalogado y yo ni lo sabía (bendita ignorancia). La encargada ahora de esa colección me lo confirma aunque, al mismo tiempo, me da la impresión de que no tiene ni idea de quién es ese señor, el poeta Francisco Brines. Se me cae el alma a los pies al comprobar tamaña ignorancia y pienso que esos son exactamente los tiempos que corren. Ni me molesto en explicarle a esa joven - me lo parece por teléfono - qué excelente poeta es Brines, marcado por la fatalidad de la desilusión que se desprende del tiempo que lo devora todo.
Aunque me cuesta hacerme entender, a Brines le parece bien que vuelva a aparecer su antología. ¿Tienes nuevos poemas, Paco?, le digo y me dice que nuevos, nuevos, no, que lo más nuevo que ha escrito ya ha aparecido en una antología. No lo sabía porque realmente no me entero de casi ninguna novedad, y menos si procede del mundo poético, el más irreal de los mundos literarios. Me autoriza para usarlos si me parece bien aunque me da la impresión de que lo que de verdad quiere es que los use y los publique. Le pido que busque una fotografía para la portada del libro, si es posible una en la que se encuentre guapo, y me contesta con buen humor que de ese género de fotos no tiene..."Yo no salgo guapo", asegura, y me río, y él se ríe, desde el remoto y casi inaudible hilo de voz que me llega a duras penas. Nos despedimos, dice mi nombre, me gusta oírlo en su boca - creía que había perdido buena parte de su memoria, y que realmente no me reconocía - y nos emplazamos para cuando salga el libro y se lo lleve personalmente, a su maravillosa casa de Oliva. No sé si lo haré, pero se me ocurre pensarlo así. Agarro cualquier día el coche, conduzco con buena música - Roxy Music, el grupo que ahora suena en mi equipo, el fabuloso sonido de su disco Flesh & Blood - y me planto en Oliva, con el libro recién editado. ¿Lo haré? Bryan Ferry me asegura que sí, in The Midnight Hour...,según cantó también en su día el genial Wilson Pickett...
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