George Michael31-12-2016
Malhadado 2016 que ahora termina
para todos los que amamos la música pop. Han caído tres pesos pesados –Bowie,
Prince, Cohen – y ahora, inesperadamente, y por ello también trágicamente, ha
caído un cuarto igualmente grande, George Michael, que tenía solo 53 años. Al parecer, le falló
el corazón mientras dormía y su pareja se lo encontró en la cama muerto, con expresión apacible (“laying peacefully”). Por estos pagos he visto como algunos han mirado su música un tanto por encima del
hombro, haciendo hincapié en sus atormentadas relaciones con su casa de
discos o en otras circunstancias de sus
avatares musicales, por no hablar de sus adicciones, pero sin decir ni pío
sobre la enorme calidad de su música, tanto como compositor, productor de sus
propios discos y vocalista de parentesco evidente con la música negra, que yo
tanto amo.
Por el contrario, los medios británicos y
los estadounidenses – The Guardian y The
New Tork Times – le han puesto merecidamente por las nubes, no solo como
músico sino también como abanderado de la causa gay y como insólito filántropo.
Desde que le detuvieron en Los Ángeles por “actos lascivos”, salió abiertamente
del armario y se convirtió en un gay echado para adelante, valiente, beligerante
con la intolerancia homófoba, muy bien camuflada en los tabloides británicos
que aprovechaban cualquier ocasión para atizarle. Además, nos hemos enterado ahora de anécdotas
conmovedoras que revelaban su naturalidad, su generosidad y su sencillez,
siendo como era una estrella del pop internacional. Ayudó a gente necesitada,
sin revelar nunca públicamente su nombre, o colaboró con OENEGES con la misma
discreción, pidiendo que nadie dijera nada de su voluntariado, o asistiendo en
su pueblo a una representación teatral de una vecina que se lo pidió
expresamente. Acudió y fue fabuloso y muy amable y generoso…(dice textualmente
la vecina).
Como músico era extraordinario, y supo
evolucionar del pop directo de Wham a ese otro pop más elaborado que estaba
directamente afectado por las grandes corrientes negras de la música popular
del siglo XX. Lo he vuelto a escuchar a ahora, más allá de su magnético y
cándido Last Christmas, y me he
sumergido en Patience, del 2004.
Grandes canciones para empezar, sin las cuales no hay ni música pop ni música
clásica, al menos para mí. Y luego esa voz que tenía que sacaba alma del fondo
del alma y que convertía a su música en veraz y auténtica y, por tanto, en expresión
de alguien que tenía algo serio que decir. No hay duda de que Michael era una
personalidad atormentada, y que no encajaba del todo bien con el show business,
ya desde sus primeros éxitos. Temía la fama y pensaba que podría arrastrarle a ciertos derroteros
autodestructivos, y hasta se lo reprochó Sinatra en una memorable carta que
envió a Los Angeles Times. Pero
Michael era rebelde, y se apartaba cada vez más, y sí, padeció ese lado
espinoso de la popularidad, que lo recluyó en su casa en los últimos tiempos.
Los artistas rebeldes, ¿quiénes son esos? ¿De dónde vienen? ¿Por qué son como
son?
Dijo George Michael en 2004: “La gente
siempre ha pensado que yo quería ser visto como un músico serio pero no es
verdad, yo solo quería que la gente supiera que yo me tomaba absolutamente en
serio la música pop”. Magnífico,
excelente, como lo fue la persona y como
lo fue su música.
Malhadado 2016 para todos los que amamos
la música pop.