MONTAIGNE29-05-2019
A vueltas con el gran e inigualable Montaigne: "Notre grand et glorieux chef-d'oeuvre, c'est de vivre à propos". Encuentro la frase en un libro del filósofo francés - que no parece francés - Fréderic Lenoir, cuyo título ahora mismo no recuerdo y que no sé dónde anda perdido entre los numerosos montones de libros que se van formando en mi casa, más bien pequeña pero muy coqueta y bonita, en la misma calle en que vivió Luis Cernuda, por cuyo portal paso con frecuencia, siempre recordando su nombre y su ejemplo de poeta íntegro, que daría sopas con honda a muchos de los que usan su nombre en vano, que son multitud, la mayoría. ¿Cómo traducirla? "Nuestra gran y gloriosa obra maestra es vivir con arreglo a nuestro propósito", es decir, siguiendo nuestro propio camino, traduciría yo libremente. O sea, un lema para toda una vida, empezando por la del propio Montaigne, que vivió con arreglo a esa idea puesto que vivió acorde con su pensamiento, sin traicionarse a sí mismo (exactamente como recomendaba Kant que había que vivir). El caso es que, animado por la portentosa frase, me sumerjo en el capítulo XIII, libro III, de los Ensayos (Essais, en francés), donde se encuentra esa frase gloriosa y me encuentro con más joyas, como esta: "El mundo está lleno de comentadores pero anda muy escaso de autores". O sea, hay muchos, muchísimos que viven de las obras que escriben otros, pero auténticos autores - insisto, auténticos - hay poquísimos. Montaigne fue uno de los más grandes. ¡Qué delicia empezar el día de su mano! ¡Y qué inmensa gratitud te debo, inmenso Miguel de la Montaña!