IMPRESIONES

Al abrir el balcón, el sol de mayo da en la cara y la primera reacción es: quédate, no te muevas, sé un lagarto, aguanta todo lo que puedas, recoge toda la vitmina D que quepa en tu mochila. A continuación, la vista esparce sus radares alrededor y también ve luz intensa ya, a pesar de que sean las nueve de la mañana.  Atrapa esa luz, no la dejes marchar así como así, incorpórala a tu existencia como un alimento crucial del día. Los perros empiezan sus paseos por el parque, con obediente ruta y miradas de soslayo al amo del que se fían. Son así de buenos. Un gato mira muy atento y no sé qué quiere decir. ¡Cuánto me gustaría saberlo! Al salir de casa, una penosa escena: un pájaro que no sé identificar, regordete y de plumaje oscuro, no se echa a volar al verme. Me detengo, lo observo y veo que tiene el pico medio roto. Me produce una ternura total y absoluta, de ser humano a ser humano. ¿Será un ser humano en el fondo?  ¿Qué puedo hacer por él? Me encantaría recogerlo y entregarlo a los que cuidan de los pájaros con problemas. No puedo, me es imposible. Esa pena me acompaña. Dura es la vida, a veces. Jode un montón no poder hacer nada por alguien cuando lo  necesita. Me echo a caminar. Siento la mañana en la piel, todo lo que ella es de materia sensible: la luz, la suave brisa, casi imperceptible, la armonía entre las dos y  el fulgor de los múltiples setos que adornan las casas en estos barrios de la Democracia española (quiero decir, en estos barrios que nacieron con la Democracia española, pura civilización a ultranza, puro urbanismo civilizador a ultranza, pura impresionante suerte que hemos tenido los españoles que llegamos a conocer el oscuro túnel de la dictadura). Las impresiones son sensaciones que te sujetan a la vida de una manera visceral. Las impresiones son emociones que te abren a la existencia para meterla dentro de ti como un perfecto acto de amor. El impresionismo fue un increíble descubrimiento. Pintar una impresión: pintar la vida que aparece, deja su sello y pretende irse de nuevo. Para nada: quédate, no podrás irte, quedarás para siempre en ese lienzo o en este corazón que tiene buenísima memoria.