MAX PLANK29-09-2019
No tengo ni maldita idea de ciencia, más allá de las ideas generales al acceso de todo el mundo, pero de vez en cuando me sumerjo en libros o tratados que tengo en casa por si acaso me da por entender algo mejor los misterios de la naturaleza, de los que somos parte como el mayor misterio de todos, quizás. Pues bien, esta máñana he hecho uso de un libro de Einstein que me regaló mi amigo Antonio hace tiempo, un profesor que creía en Dios sin problemas, aunque reconociera que creer en Dios es un problema para mucha gente (yo soy uno de esos). Pues bien, Einstein dedica unas palabras maravillosas a su maestro Max Plank, del que dice lo mejor que se puede decir de alguien dedicado a un disciplina cualquiera. Plank era un científico de verdad, no un impostor de los que tanto abundan también en ese medio, el de la ciencia (y el de la poesía, y el de la literatura, y el de...). ¿Por qué Max Plank era ejemplar? Porque no buscaba nada a cambio de su dedicación disciplinada al conocimiento de las leyes físicas que explican el funcionamiento de la realidad, la inmensa y la pequeña realidad, el universo y un grano de arena, como hubiera dicho el poeta, también ejemplar, William Blake. O sea, no buscaba con su aplicación esforzada honores, reconocimientos, ensalzamientos, peanas, tribunas, egotismo desenfrenado, y demás miserias humanas, sino que lo que buscaba era, sencillamente, una determinada verdad difícil de encontrar, y a la que dedicó, literalmente, su vida. Einstein se deshace en elogios ante su maestro, precisamente por ver en él un ejemplo absoluto de integridad y de verdad. El Templo de la Ciencia no existiría sin figuras como la de Maz Plank, dice su discípulo, absoluta minoría entre los muchos impostores que en su nombre obtienen el yo inflado de su envanecimiento para uso y disfrute de su mentira. Si un Ángel viniera, dice Einstein, arrasaría con el 99 % y dejaría en paz, en su trabajo silencioso y verdadero, a solo dos científicos, y Max Plank sería uno de ellos. Aplíquese a todas las disciplinas, también a las artísticas. El resultado sería exactamente el mismo.