Música Bowie
12-01-2016

Publicado por: Ángel Rupérez


Ángel RupérezMe dijo ayer mi hijo Nacho: "Papa, Bowie ha muerto". Me levanté como propulsado del asiento, me acerqué a su móvil, vi la noticia y abrí el mío para cerciorarme. Me fui de inmediato al Guardian, mi diario de cabecera en inglés (me gusta muchísimo más que el New York Times). Allí leí la noticia con detalle y me impresionó averiguar que Bowie había mantenido en riguroso secreto su enfermedad. Solo los más íntimos la conocían y solo ellos vieron de cerca el ímprobo esfuerzo que hizo para seguir adelante con su nuevo disco y sus nuevos proyectos teatrales. Le veían cansarse infinitamente en los ensayos pero también le veían esforzándose hasta la extenuación. Me impresiona muchísimo esa capacidad de hacer frente a una enfermedad mortal sin renunciar a los proyectos inmediatos, a los que Bowie entregó sus últimas dosis de energía vital con el afán de derrotar a la muerte misma. Ahora queda como testamento impresionante el último vídeo - Lazarus -de su último disco -Blackstar -, prácticamente embozado en un sudario y avisando de un próximo ingreso en el paraíso: "Mira, estoy aquí, en el paraíso". ¿Cómo pudo tener esa fuerza? ¿De dónde sacó esa energía? Después de rodar el vídeo, ¿qué hizo? ¿Cómo se sintió? ¿Cómo se recuperó de ese enorme esfuerzo y de esa soberana valentía? Imposible acceder a esa intimidad porque lo más íntimo de los otros, por definición, nos está vedado, incluso a nosotros mismos muchas veces nos está vedado lo más íntimo de nosotros mismos. Ante esa imposibilidad, lo único que nos que queda es su testamento, no solo de su música de gran calado, sino de ese vídeo impresionante en el que se está despidiendo de todos nosotros. A su amigo Brian Eno también le escribió, justo antes de Navidad, un mensaje precioso, lleno de emotividad, pero perfectamente encriptado. Solo después Eno ha comprendido que también se estaba despidiendo de él. De manera que este hombre, músico de excelencia, también era un maestro de la sutileza, de la valentía y de la discreción.
Además, siendo como era una estrella del rock y del pop, era un hombre que, al menos en los últimos tiempos, tendía a la vida oculta. A lo mejor sabía lo que dijeron Epicuro y Descartes: "Vive mejor quien vive oculto". Nueva York le facilitó esa determinación. Llevaba regularmente a su hija al colegio y me pregunto si las madres y padres le reconocerían. Iba con frecuencia al bar que tendía en frente de su casa, y es seguro que el dueño del bar sabía quién era pero también es seguro que era sencillo y accesible. Así que ¿la sencillez es compatible con el máximo talento? Eso parece en este y en otros casos, y creo que esa es otra lección ética que debemos sacar de este enorme músico. Supo vivir de espaldas a la fatuidad y a la vanidad y supo hacer frente a la muerte con una fortaleza impresionante. Su música adquiere nuevo valor al contrastarla con esta lecciones. No es verdad que la estética vaya por un lado y la ética por otro. Muchos creadores las reúnen en su trayecto vital, incapaces de separarlas. David Bowie ha sido uno de esos. Let's Dance, maestro.

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Ángel Rupérez
Katty
2016-01-13
Gracias, Ángel, por acercarnos tan bellamente a ese desconocido Bowie, el más "terreno" y por lo tanto el más humano. Yo sólo solo conocía al Bowie de las estrellas , el que brillaba y me deslumbraba con su música... Es triste que conozcamos las mejores facetas de aquellos ídolos que amamos cuando se nos van ¿Se van los seres que amamos y que han llenado nuestras vidas de momentos de gloria? Adios Bowie !!! al que conocí dentro de un laberinto de la mano de mi hija...