Un chavalito de 24 años, de la edad de Nacho, mi hijo menor, llamado Luis Bravo, oriundo de la zona de los pinares sorianos donde mi crié hasta los 10 años - aunque con muchísimos viajes a Burgos, mi ciudad natal - me escribe un whatsapp, le gustaría conocerme - rara avis, me ocurre muy pocas veces - y, con sus antecedentes - esa zona de Soria limítrofe con la provincia de Burgos -, me toca la fibra irresistible de mi sentimentalidad a flor de piel y concierto con él una cita, en la cervecería de Santa Bárbara, para más señas, a un tiro de piedra de mi casa. Me muestra mis tres primeros libros, todos ellos editados en la milagrosa editorial Trieste, regentada por el difunto Valentín Zapatero y por Andrés Trapiello. Me quedo de piedra al ver esos libros en manos de semejante chaval, devoto de esa editorial y muy admirador de Andrés y de Valentín. Me toca la fibra de antes, la más incondicionalmente sentimental que habita siempre en mí, y la que muchas veces me lleva a hacer chorradas sin cuento, casi siempre errores sin vuelta. No importa, te quiero, eres así, creo que era mi madre la que era así. Por el sentimiento, lo que sea, siempre y cuando la razón no ande muy lejos, por si acaso se le ocurre a ese loco hacer una locura. Charlamos, le cuento cosas, me dice dónde ha comprado los libros, más bien caretes ya, sobre todo el primero, En otro corazón (1983), maravilloso diseño cezannesco, o cezanniano, Andrés, te saliste entonces, sin duda. Pero no le va a la zaga Lírica inglesa del siglo XIX, obra ya exclusivamente de Valentín, de una sobriedad asombrosa, la que yo le pedí entonces. "Sé sobrio, amo la sobriedad". Y me hizo caso y le salió aquella obra maestra del diseño de un editor que iba para genio y se quedó en la cuneta de la puta muerte inmerecida, teniendo como tenía 30 años (¡qué horror, pensado y sentido hoy!). ¿Qué fue aquello? ¿Qué fue Trieste? Algo muy especial, sin duda. El tiempo lo dice, fue una pasada aquello, sin ninguna duda. Y este chaval, Luis Bravo, está prendado de todo aquello y a mí me ha arrastrado a todo aquello, y vivo aún en aquella emoción, y no sé muy bien qué hacer con aquella emoción.